LA BICICLETA OLVIDADA

 

Pensamientos Para El Día

Los pequeños esfuerzos compasivos pueden marcar una gran diferencia.

LEER el Salmo 142:1 – 7

Sean fuertes y valientes. No teman ni se asusten ante esas naciones, pues el Señor su Dios siempre los acompañará; nunca los dejará ni los abandonará.

Deuteronomio 31:6 (NVI)

Apurado, pasé por allí y pude ver que la bicicleta seguía en ese lugar, pequeña, rosada y blanca. Probablemente había sido el tesoro más preciado de alguna niña. Ahora estaba olvidada y sin candado, fuera de lugar en el centro del campus de un colegio muy concurrido.

Aquella bicicleta olvidada me recordó que hay muchas tareas pendientes para ayudar a las personas que han sido olvidadas en nuestro mundo. Vinieron a mi mente las personas sin techo, metidas en los rincones menos visibles de nuestras comunidades, las personas confinadas a sus hogares y que anhelan alguna compañía, quienes están enfermas, en la cárcel, han enviudado o quedaron huérfanas.

Jesús reconoció muchas veces a las personas que otros habían rechazado: la mujer adúltera (ver Juan 8:1 – 11), el hombre con espíritu inmundo que vivía entre los sepulcros (ver Marcos 5:1 – 20), los recaudadores de impuestos (ver Lucas 19:1 – 10) y el leproso (ver Marcos 1:40 – 45).

Dios nos llama a cada uno de nosotros a hacer lo que podamos para ayudar a las personas de nuestra comunidad que tienen necesidad de una palabra amorosa, una comida o una oración. Todos podemos hacer algo para decirles que no son olvidados. Esto puede marcar una gran diferencia en las personas.

Oración: Dios de todos, ayúdanos a aliviar el sufrimiento de quienes se sienten olvidados. En el nombre de Jesús. Amén.

Sr. D. Gerow Baker (Oklahoma, EE. UU.)

Oremos: POR LAS PERSONAS OLVIDADAS DE MI COMUNIDAD

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