LEER Juan 1:19-28
Juan dijo: «Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías»>. – Juan 1:23 (RVR)
Un domingo en la iglesia, me enteré de una mujer en la comunidad cuyo esposo acababa de morir. Tenían cuatro hijos. Motivada por el Espíritu de Dios, asistí al funeral para dar apoyo. No hablé mucho. Simplemente me senté a su lado, presté atención cuando ella habló de su vida y le ayudé cuando era necesario. Después que terminó la ceremonia fúnebre y todos sus parientes salieron, ella preguntó: «¿Quién eres tú? ¿Un pariente que no conozco? ¿Por qué te quedaste conmigo hasta el final?»>.
PENSAMIENTO PARA EL DÍA
Cuando yo soy más pequeña, Dios es más grande. Le respondí: «No soy tu pariente. Solo quiero sentarme contigo, escuchar de tu vida y ofrecer ayuda si la necesitas»>. Luego dijo: «Gracias por acompañarme. Mis parientes me dan muchos consejos, pero tú no hablas mucho; solo escuchas mi triste historia. ¿Por qué?». Le dije: «Porque el Dios que conozco siempre está conmigo, incluso en los momentos más tristes de mi vida»>.
Aprendí de la cita bíblica de hoy que cuando alguien pregunta «¿Quién eres tú?» debo contarle a esa persona más sobre el Dios que me salvó, y no sobre mí misma. Con esa respuesta, Dios se hace más grande a medida que yo me hago más pequeña. Porque como dijo Juan el Bautista a los sacerdotes judíos, yo no soy el Mesías ni un profeta; solo soy «<…la voz de uno que clama en el desierto…». A Dios sea toda la gloria.
Oración: Dios altísimo, haznos humildes para que podamos engrandecer tu nombre y glorificarte a través de nuestras acciones y palabras. Amén.
Sra. Linda Chandra (Banten, Indonesia)